YA ESTÁ AQUI...

...esa culebra que se desliza desde el centro mismo de mis tripas hasta mi garganta, bebiéndose mi aliento. A oscuras, trato en vano de sacarme del estomago el nudo que ya me empieza a trastornar.

Esta noche ruge un viento afilado, y todos sus lamentos juegan a esconderse en el balcón; Hemos cenado ya, tu madre se ha ido a dormir, y nosotros nos hemos separado para poder atender a las niñas. Tu dormirás al otro lado del pasillo, con una, y yo me quedaré en tu habitación de soltero, con la pequeña.

Hace apenas media hora que he apagado la luz, y justo en el instante en el que parece que el viento ha cesado un poco, ese golpeteo me precipita de nuevo hacia el desasosiego.

Pum, pum, pum…

Me incorporo levemente, y busco entre las sombras el interruptor de la lamparita de noche, clic…

Pum, pum, pum…

Ahí está otra vez, es un golpeteo rítmico, juraría que se trata de una de esas pelotitas pequeñas que botan mucho. Viene del piso de arriba.

Cierro los ojos, tengo las manos heladas, encima no vive nadie y mi corazón palpita descontrolado mientras mi hija se revuelve en su cuna.

Me resisto a apagar la luz de nuevo. Cuento mis inhalaciones para centrar la mente en algo que me distraiga, pero es imposible…entonces me invade un frío que me paraliza y que me obliga a abrir los ojos de nuevo, sobresaltada.

Hay alguien aquí conmigo…el terror me desborda entera, y me debato entre escapar e irme contigo, o quedarme cuidando de mi hija…pero ella duerme plácidamente, y el frío se me hace insoportable. Con paso vacilante me dirijo a tu habitación, Inés y tu dormís y casi no hay espacio en vuestra cama, así es que hecha un ovillo me acurruco en un rincón. Desde aquí veo la puerta, no pestañeo, he dejado sola a Miren y paladeo la culpa mezclada con el miedo… mantengo la vista fija en el umbral…sé que está ahí afuera, ahora tengo la certeza de que ha estado toda la noche. De pronto siento como se enciende la luz del cuarto y escucho ronronear a la niña…un instante después vuelve a apagarse de nuevo…ha encendido la luz para verle la carita, y me descubro rezando. Y le pido que cuide de Miren como te cuidó a ti cuando vivía…

Me quedo dormida con la culebra aun bisbiseando en mi oído.

Por la mañana te levantas, y mientras desayunamos me cuentas que te has encontrado a Miren dada la vuelta en su carrito. Mi bebe me sonríe, y levanta la manita feliz mostrándome alborotada algo que agarra fuerte con sus manos. Es una pelota pequeña…

Te miro a los ojos, mientras sentencio:

 
_Prepárate que nos vamos al cementerio a ver a tu abuela.


3 comentarios:

Cristina Huarte dijo...

Ay chic que desasosiego este relato! Pero como siempre tan bien escrito que me quedo con las ganas de seguir leyendo.... Un beso

nere dijo...

Nose sí secarme las lágrimas o seguir y soltarlo todo. Es tan descriptivo... cuando una está a flor de piel tus relatos le llegan aún más hondo sí puede.
Precioso, me a encantado, como siempre.
Gracias Marta.

Raúl dijo...

Perturbador. Muy bueno.