GRACIAS

Con devoción para Javier y Pili, ellos saben por que...



Qué locura tan bonita es esta vida, un viaje en tren, una travesía sembradita de rosas y espinas. Y qué delicia sentarse y sentir el traqueteo mientras paladeas los paisajes que nos prepara; que placer dejarse mecer y dormir a ratos, abriendo y cerrando los ojos a nuestro antojo, y ver pasar ente nuestra mirada –agradecida- mar, cielo, y nieve. Que bendita locura cuando se detiene el tren y afuera todo es bullicio, y bajas y la luz del sol te templa el espíritu mientras descubres emocionada esta o aquella cara 

Pero que penoso cuando cae la noche, y abres los ojos y el vagón está vacío, y sientes la desazón del miedo, y escuchas el silbido que te arranca del asiento, y la estación en la que tienes que bajarte es oscura, y fría. Y quisieras que el tren continuara su marcha, pero no puede ser.  La estación está ahí, y hay que bajar, y caminarla, y recorrerla, y tratar de calentarla un poco, descubriéndola.



Cuando puse un pie en aquel suelo cuarteado, estaba cargada de temores. Sabía que el tren no iba a quedarse ahí parado para siempre, pero mi cabeza no hacía conexión con mi alma, y yo temblaba sin remedio. Entonces aparecisteis, y acogiéndome, me ayudasteis a creer de nuevo. Y lo hicisteis con tanto cariño que sin darme cuenta fui recorriendo la estación con uno a cada lado, y fuimos encendiendo luces y apartando cosas inútiles que se ponían en mi camino. A ratos me dejabais sola, y cuando mis pies ya no me seguían, y solo quería cerrar los ojos y huir, entonces volvíais a aparecer, entrañables, para ayudarme a entrar en calor de nuevo, ahuyentando a golpe de caricias tanto pensamiento inútil.

Aquella parada se me hizo larga, cuarenta semanas nada más y nada menos, pero la recompensa no fue solamente mi pequeño. Volví a subir al tren radiante y convencida de que no hay mayor milagro que esta vida, y no solo por el mar, o el cielo o la nieve, sino por las personas, las que nos recogen, nos amparan, y nos enseñan, muchas veces sin saber cuánto.

2 comentarios:

Maite Fernández dijo...

Que bonito Marta . Tus relatos siguen enganchando. 😘

Recortables y Quimeras dijo...

Gracias mi niña. Pasalo bien al calorcito...