Lo sé.
Sé que pasaron muchos meses sin compartir un café entre letras, y que durante todo este tiempo, un día detrás de otro, me has susurrado a gritos que volviera; dejé que la zozobra me estafara y me despojara de mi propia razón, dejándome sin argumentos. He vivido suspendida de un hilo finísimo y veleidoso, pero ni un momento en mi agonía he olvidado el placer de soñar contigo en las tardes de frío, de encoger las piernas y dejarme mecer por tus ocurrencias y por tus señuelos, siempre tan reparadores…
Espero que no sea tarde. Ahora soy yo la que suplica. La razón de mis desvelos duerme a mi lado, y me sonreirá cuando despierte ajeno a la conmoción de su madre. El miedo se escurrió cuando escuché su llanto de vida, y en ese preciso instante, cuando hubiera querido acurrucarme para invocarte y compartir contigo aquel momento maravilloso, me di cuenta de que ya no estabas.
Sugiéreme historias nuevas, emborráchate conmigo de cuentos y de hojas en blanco, y préstame tus gafas. Quiero descubrir de nuevo las quimeras que habitan este mundo desaborido.
Vuelve conmigo, anda, y enséñame a vivir de nuevo, escribiendo.
5 comentarios:
Siiiiiii!! Que vuelva contigo y así tu vuelves con tus historias. Bienvenida. Me alegro de que hayas vuelto.
¡ Marta !
Nunca es tarde si la dicha es buena. Y será buena, sin duda.
¡Una grata sorpresa para acabar la semana! Bienvenida, Marta.
¡Gracias chicas! la verdad es que estoy sentada de nuevo, delante del ordenador. Martin parece que entiende, y se durmió, y me dejará al menos hora y media de calma. Ha nevado, sigo en pijama, y estoy mas a gusto...
Me fascina cómo escribes Marta, por eso, tenías que volver, no se puede perder ese don que tienes.
¡Y que sea por mucho tiempo!
Nos enseñaste a nececitar lo que escribes. Vuelve a escrirbir...o enséñanos como no nececitarlo.
Continua
r.lara
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